Antes era bastante común que cuando ibas al cine a ver
una película, al inicio se pusiera un cortometraje. Ahora eso es muy raro por no decir que nunca pasa y es una pena sabiendo toda la gente que trabaja en este tipo de formato.
Todo esto viene porque este pasado sábado fuimos al Festival Internacional de Cortometrajes de Móstoles.
Aquí os dejo la página web:
http://www.ficmostoles.com/ . Estuvo realmente
muy bien era la primera vez que asistía a un festival de este tipo y disfruté mucho.
¿Qué fue lo más positivo? Ver cinco cortometrajes que te contaban cinco historias tan distintas. En el tiempo que dura una película normal ves cinco distintas. Me asombra la gran capacidad de síntesis que tenían algunas de ellas para transmitirte su mensaje en tan poco tiempo.
De los
cortometrajes que vimos nuestro fávorito fue uno que se llamaba "Cara o Cruz", una historia de adolescentes, que a través del azar se atreven a hacer cosas muy dispares. Y al final queda en el aire si por azar los chicos se atraen o no, si son homosexuales o no.
A Nuria y a mi nos encantó. En definitiva una historia divertida y entretenida. En el grupo que ibámos hubo diversas opiniones acerca de cuál era el corto favorito de cada uno, pero todos coincidimos en cuál fue el peor o menos afortunado...
¿Qué fue lo peor para mi? El teatro de reciente construcción
(Teatro el Bosque), está supuestamente adaptado para sillas de ruedas. De hecho en el
folleto del festival dicen: que hay una
fila para personas con silla de ruedas, la fila 16, que es la última fila del teatro. Y
nuestra sorpresa que
no tenía suficiente espacio para ponerme con mi silla. Parece que la gente que diseña este tipo de edificios no se preocupa en saber cuánto espacio es necesario. Deben pensar que solo hay un tipo de silla y está claro que eso no es así.
Al final
tuve que ponerme en una esquina casi en el pasillo, después de superar los problemas que nos pusieron para situarme ahí por supuestas razones de seguridad. Pero era ahí o en ningún sitio.
Ni yo ni nadie debe pagar la mala adaptación realizada. Aparte de eso,
Nuria para estar a mi lado (después de pelearse con el acomodador) se tuvo que sentar en una silla alta (como la que usan algunos actores en sus monólogos o como las tronas de los niños). Parece que
la persona en silla de ruedas no tiene derecho a ir acompañada o deben pensar que no va a acompañarle nadie. Pues resulta que nosotros
fuímos con 13 amigos más. En total eramos unos 15.
Nuria y yo estuvimos solos en la fantasmagorica fila 16 y ellos por otra parte. Las personas en silla de ruedas no son apestados.
Cualquiera puede encontrarse en esa situación en algún momento de su vida y tiene derecho de tener unas condiciones dignas para disfrutar de los momentos de ocio.
En fin creo que
deberían solucionar el problema de esta fila si es que es posible, pero no se por qué lo veo un poco complicado.
A Nuria se le ha ocurrido hacer una convocatoria masiva de personas en sillas de ruedas, para que comprasen entradas para ir a este TEATRO para otro evento de otro tipo y montar allí una
especie de protesta. Nuria también piensa que esto que nos ha ocurrido podría ser
una buena historia para un corto, quizá serviría
para concienciar un poco más. A ella le encantaría que
por ejemplo el concejal de cultura de Móstoles tuviera que utilizar una silla de ruedas temporalmente y que ¡que mala suerte!
su silla resulta que no cabía en la fila 16. Desde luego esta chica
tiene unas ideas, jajjaa. En fin otro día os cuelgo fotos del festival y así os hacéis una idea de esto que he contado. Por cierto, como siempre ha estado bien que Nuria me convenciera para ir a este festival, siempre consigue que hagamos cosas que me hagan sentir bien, que me hagan féliz. Por último decir que próximamente hablaré del tema de las reformas de los baños en respuesta a un correo electrónico que me llegó la semana pasada.